20 dic 2012

Vivir el presente

La mayoría de nosotros no solemos vivir en el presente, y solemos hacer alguna actividad pensando el futuro y no centrándonos en dicha actividad; sin embargo, las investigaciones apuntan claramente que somos más felices cuando nos centramos en el presente. 

¿Cómo se puede aprender a vivir el presente? La capacidad del cerebro adulto está dotado de una gran corteza cerebral para prever el futuro.  Los niños por el contrario, son más capaces de vivir en el presente, porque su propia estructura cerebral, todavía inmadura, se lo pone más fácil.
Un estudio realizado en la Universidad de Harvard por dos prestigiosos psicólogos, Matt Killingsworth y Dan Gilbert,  han demostrado que las experiencias más placenteras son aquellas que nos absorben en cuerpo y mente, las que no están contaminadas por preocupaciones o lamentaciones. Esto es: tocar un instrumento, salir a pasear, tomar el sol en la playa, pero también rutinas diarias como fregar los platos, lavarnos los dientes, pelar alguna fruta... 


Foto: Lourdes Pulido
Somos por tanto más felices cuando nuestro pensamiento y acción coincide, aunque solo sea al lavarnos los dientes.  Se ha comprobado además que te hace más feliz por ejemplo, planchar pensando en lo que estás haciendo, que planchar imaginando unas vacaciones en el Caribe.
Este estudio ha sido realizado con un método poco convencional pero muy eficaz a la vista de los resultados, el método <<sampleo de experiencias>>. A través de un teléfono móvil, los investigadores han desarrollado un programa que ha llamado automáticamente a cinco mil personas que han participado en el estudio. Les preguntaban qué hacían,  en qué pensaban y cuándo se sentían más felices.

Se comprobó que incluso las personas que tienen vidas interesante y divertidas, sino se centran en lo que hacen no son tan felices como aquellas con existencias tranquilas pero que están centradas en el presente de sus vidas.


Fuentes:

Libro: “Una mochila para el universo”, Elsa Punset

Foto:
Lourdes Pulido. Propia 

12 dic 2012

La felicidad en forma de U

Hablamos mucho de felicidad pero es difícil definirla y tener claro que elementos la conforman. Sabemos que determinados comportamientos y elementos ayudan a conseguir mayores cuotas de felicidad o de infelicidad, ya que los psicólogos han facilitado mucho en los últimos años las claves de aquello que nos hace ser más o menos felices. 


Hay también un estudio que asegura que una persona de 60 años puede ser mucho más feliz que una de 30.  Revelan varios psicólogos y así lo explica Elsa Punset, en su libro “Una mochila para el universo”, que  de media, la gente es más feliz a partir de los 46 años.  Esto se desprende de un conjunto de estudios que intentan medir y comprender la felicidad de las personas no sólo en términos de dinero.

Esto funciona así:

 U 
La vida es una curva, una pata de la U representa cuando eres un adulto joven. Aquí eres feliz, aunque estés estresado. Con los años llegas a la parte plana de la U, en torno a los 46. Aquí para muchos es un punto álgido de preocupaciones, tristezas, responsabilidades, pérdidas de ilusiones… Y curiosamente es a partir de este punto donde las cosas vuelven a mejorar, y llegas a la otra pata de la U, en la que estas en la edad madura, y eres más feliz incluso que cuando tenias 30 años

  
Decía el filosofó William Jamen, que la gente tiende a ser más feliz en la edad madura porque qué agradable es el día en el que dejamos de esforzarnos por ser jóvenes y delgados.


Fuentes:
Blog: Eduardo Punset
www.psicologiaonline.com
  

6 dic 2012

El segundo mágico


Hola a todos:


En el anterior post hablamos del secuestro emocional, emociones negativas y lo que sucede cuando nos enfadamos. Hoy os traigo la clave para no ser víctimas de un secuestro emocional.
Foto: Representa la parte emocional y racional del cerebro



“EL SEGUNDO MÁGICO”. La neurociencia revela que tenemos un cuarto de segundo mágico en el cual podríamos evitar un impulso emocional destructivo.

Si tenemos en cuanto las señales de enfado que en el post anterior explique, podremos controlarlo.


Los expertos en esta materia aseguran, que es difícil controlar el enfado y proponen dos alternativas para que resulte algo más sencillo:
  

   *PONLE NOMBRE A LO QUE SIENTES: Los psicólogos llevan décadas recomendando identificar y nombrar tus sentimientos negativos.

Por ejemplo: <<Estoy  enfadado por lo que me hizo ayer>> o << Siento desprecio hacia él por lo que le hizo a mi hermana>>

Según un estudio de la Universidad de California, gracias a los escáneres cerebrales, saben que poner nombre a un sentimiento reduce su intensidad y devuelve el poder de decisión a la parte más racional de nuestra mente.



-          *¿IMPORTARÁ DENTRO DE 3 AÑOS?: Para poder darnos tiempo y no perder el control, debemos preguntarnos si dentro de X tiempo eso importará. 
       Ganaremos tiempo y tranquilizaremos  a nuestra amígdala.

Fuentes:
 Apuntes cedidos por estudiante de psicología en la Universidad Pontidicia de Comillas, Madrid
Foto:
 Encontrada en buscador Google
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