29 nov 2012

¿Porqué nos enfadamos?


Existen emociones positivas y emociones negativas. Estas últimas son por ejemplo la tristeza, la ira, el deprecio.. 
Son emociones que no son buenas ni malas,  simplemente son útiles en ciertos casos y perjudiciales en otros.

Pongo un ejemplo de esto: La ira  puede ayudarnos a defender lo que creemos y podemos asi hacer justicia social.

Por lo tanto estas emociones no hay que negarlas, sino aprender a getionarlas.
Foto: Dibujo hombre enfadado

Veamos las claves de la ira
¿Por qué nos enfadamos?
Varios psicólogos afirman que al enfadarnos estamos siendo víctimas de un secuestro. El cerebro tiene una parte emocional y otra mas racional. La parte mas emocional contine la amígdala, una especie de guardián del cerebro que tiene el poder de secuestrar el resto de la mente mas raciones en milésimas de segundo.

Esto ocurre de la siguiente manera:

Al celebro le llega una información del exterior a travez del tálamo, y este dirige la información a la corteza cerebral. De aquí pasa a la amígdala y esto genera péptidos y hormonas que fomentan determinadas emociones y reacciones.

Por un lado si el cerebro cree que hay un peligro, aquí es cuando envía toda la información directamente a la amígdala, olvidando el cerebro racional. ES AQUÍ CUANDO TE SIENTES DISGUSTADO O ENFADADO Y REACCIONAS DE FORMA IRRACIONAL Y POSIBLEMENTE DESTRUCTIVA. Esto es lo que denomina Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, como SECUESTRO EMOCIONAL.

Es un mecanismo intereante si realmente tu vida corre  peligro y el cerebro quiere que huyas o agredas de forma instantánea, ahora bien, cuando tu vida no corre peligro, no te sirve de reacción instintiva, y además te esta perjudicando.

Hay tres indicios de saber si nos estamos dejando secuestrar por la amígdala, la parte mas emocional del cerebro: 
        1.    Sientes una reacción emocional muy fuerte 
        2.   Todo es muy rápido y se te escapa de las manos
        3.   Después de tu reacción al tener un secuestro emocional, te darás cuenta que no era la  apropiada.


 Recuerda que poca gente puede obligarte a hacer cosas que no quieres, pero tu amígdala si puede


Fuentes: 
Libro: Una mochila para el Universo, Elsa Punset
Documentos cedidos por la Psicóloga Milagrosa Rodriguez Silva
Fotos:
Encontrada en el buscador Google  

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